lunes, febrero 25, 2013

Opinión: “Ansiedad y esperanza”, por Carlos E. Oliva



Por Carlos E. Oliva *

Tras la audiencia de conciliación del 21/2/13, en el conflicto  Municipio-SEMCO de Lago Puelo, lo único que se generó fue ansiedad y el  consiguiente miedo. Quien fue socavada fue la Esperanza, aunque no  totalmente licuada.

La dimensión de las emociones de ansiedad y esperanza está muy difundida desde los medios de comunicación, desde el poder político, desde el mercado- que crea sus productos para contrarrestarlos-, y constituyen un número considerable de los sufrimientos de nuestra época.

El miedo fue y es, desde tiempos de Maquiavelo –aunque hay antecedentes remotos, (Critias) ,un eje de dominación política. Es tan fuerte que en tanto emoción sostenida  domina el cuerpo, atrapa a la conciencia y mutila la imaginación de quienes lo padecen. Porque el miedo desorganiza, crea incertidumbre, sobre el futuro inmediato de la vida cotidiana: afecta a las relaciones laborales, de parejas, de la economía familiar y hasta de la propia residencia. Quien padece miedo, pierde su “lugar en el mundo”, se aísla y tiende a resignar valores colectivos, por un “sálvese quien pueda” individual y mezquino que le proponen.

Dice una socióloga y filósofa contemporánea: “el miedo puede ser provocado no sólo por  un objeto del que se sabe es peligroso (ej.: un arma dirigida contra uno), sino también por un estímulo desconocido precisamente porque somos incapaces de situarlo cognoscitivamente, porque somos incapaces de identificarlo.”(como peligroso)*(1)

Y en el caso que nos ocupa, el Ejecutivo municipal y sus asesores, no aportaron alternativas que permitan avances en la resolución del conflicto. No buscan la concordia. Incluso se aprecian veladas amenazas y condicionamientos que  no expresaron al aceptar  la conciliación que marca la ley.¿Cómo leer esta tozudez y desprecio por el otro? ¿No es esto socavar la esperanza de un futuro mejor y aislarse tomando distancia de quienes ya se aisló –los trabajadores- en esta historia que (les guste o no) es una historia compartida.

Parece aplicable aquí que “aceptar el debate y acordar negociar en términos de verdad, suelen ser considerados signos de debilidad, circunstancia que hace que el más fuerte (o quien desee demostrar su superioridad) se muestre más renuente a abandonar su negativa a todo diálogo”.*(2)  

Por la otra parte- quizás por exceso de confianza en alguno de los protagonistas- o por no identificar las audiencias de conciliación como peligrosas, (es la primera experiencia de ello) se optimizó la esperanza de una solución, que sigue postergada. Sólo redoblando esfuerzos  solidariamente, reflexionando sobre lo ocurrido, será preciso proseguir.

 *(1)Agnes Heller: Teoría de las emociones,Ed.Fontamara,1989, pág.103
*(2) Z. Bauman: La unión desmantelada, en Amor Líquido, F.C.E.,2005, pág.199

* DNI 6256.522


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